Afloró el espíritu. La garra se hizo carne. Y en partidos en los que el fútbol generalmente se suele dar una vueltita por otros lados, Central entregó lo que tenía que entregar para superar a Belgrano en la serie y confirmar que es de Primera.La imagen es todo un símbolo: Belgrano empujaba en el inicio del segundo tiempo, buscaba como podía, pero buscaba, mientras el Canalla sostenía su dominio psicológico del juego en el 1-0 que había obtenido en Córdoba. Los visitantes necesitaban ganar por dos goles y empezaron a soñar con un bombazo de Maldonado desde afuera del área. Pero no hubo ni tiempo para acusar el golpe: Central sacó del medio, Franzoia le pasó la pelota al Kily, zurdazo seco que Olave desvió hacia un costado y Zelaya empalmó de volea, con el botín derecho, hacia la red. Era el 1-1. Era un golpazo para Belgrano...Más allá del acoso cordobés, Central impuso su jerarquía. Sin ser futbolísticamente superior a su rival, pero de ninguna manera inferior, confirmó su merecimiento de seguir en Primera. Resistió. Y ahora festeja.
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